Luego de haber probado un Tarazona Caraballo Habano y Maduro que llegaron a mí no me acuerdo cómo. Creo que un amigo del Cigar Club me los regaló, y luego de la publicación de las reseñas una persona de la marca me contactó y me hizo llegar otros productos de la marca, como el Silverback y este 305, junto con otro llamado Guerrilla, que aún no he probado. Pero lo interesante de este producto es que no es Caraballo per se, como lo han sido los demás. Esto se debe a que Tarazona es la fábrica y hacen distintos productos, de los cuales este no es ligado ni creado por el Sr. Caraballo. Pero este Tarazona 305 se ve muy interesante, particularmente porque realmente no viene recomendado por nadie.

Se trata de un cigarro que debe tener un formato de 5 x 52 o 50, que se siente relativamente delgado y me llama la atención la uniformidad en el oscuro de la capa así como la aparente tensión de la hoja, no porque parezca que se va a romper, sino porque se ve sumamente oleosa. La hoja, para gran sorpresa mía, se trata de un Broadleaf proveniente de Costa Rica, que estoy seguro es la primera vez que pruebo esta variedad originaria de ese país. Precisamente en esa misma línea y por lo llamativo del cigarro, olvidé tomarle fotos apagado, por lo que esta primera imagen está un poco encendido, pero en cuanto a sus notas en frío, la capa presenta notas florales abundantes, con toques más suaves de pasas y chocolate. En la tripa se sienten notas suaves de madera y mantequilla, y notas más fuertes de chocolate y madera en la calada en frío.

El 305 de Tarazona impresiona desde la primera calada, quizá más por lo sutil y «delicado» que se siente que por la intensidad de sus sabores. En cierto modo me recuerda cigarros muchos más caros y selectos, aunque el hecho que este cigarro sea un obsequio puede obviar ese detalle. Sin embargo, el todopoderoso Google me muestra que es un cigarro ligeramente por debajo de $10 y realmente se siente como algo más caro. Desde la primera calada los sabores a chocolate son intensos, acompañados de madera y ese aroma de cuando entras a un local como McDonald’s y te recibe el olor de las papas fritas. A lo largo del primer tercio siguen apareciendo sabores a eucalipto y vainilla, y algunos matices de chocolate como a nibs de cacao y chocolate tostado.

En el segundo tercio el sabor de chocolate sigue siendo el principal, con los matices anteriormente mencionados, aunque en este segmento esos matices son mucho más suaves. También le acompañan notas de avellanas y la misma vainilla del primer tercio. El tiro ha sido casi perfecto desde el inicio y el anillo de combustión podría ser más recto, pero pareciera llevar un detalle de encendido que me faltó cubrir al inicio y que ha sido crónico en la fumada. No obstante, esto no ha evitado que los sabores del cigarro se desprendan con facilidad y que se puedan definir, por lo que a partir de la mitad se siente una intensidad bastante destacada en el sabor de café, que casi puedo definir como un espresso, mientras que los sabores de madera toman un matiz que me recuerda a los taninos del whisky, en donde no es madera per se, sino un sabor relacionado.

En el último tercio el 305 presenta un «grandes éxitos» de lo que han sido los dos tercios anteriores, destacando el sabor de chocolate como el principal, pero incluyendo sabores de avellanas y café espresso, que hacia sus últimos momentos incluso toma un matiz malteado que me recuerda a la cebada. La quemada no es tan rápida como una reseña de un robusto me llevaría a pensar, pero este cigarro de 5 x 50 me duró un poco más de una hora y 20 minutos, lo cual aunque todavía dentro de los parámetros normales de un cigarro de estas dimensiones, no está nada mal. El cigarro en general no ha estado nada mal tampoco, lo cual tampoco esperaba.
Dos cosas descubrí en 2020 sobre los cigarros maduros: la primera es que casi todos se parecen, pues podría sospechar que las hojas de capa que se llegan a madurar tienden a ser del mismo origen, y la segunda es que los maduros me gustan menos que antes. Siempre he estado claro que el paladar se va afinando y nuestros gustos se van ajustando y cambiando, y así como en 2019 y 2020 los Connecticut comenzaron a gustarme más, exactamente lo contrario ocurrió con los maduros. El Tarazona 305 sirve como una clara excepción a esa regla, pues realmente me pareció muy agradable, quizá porque su capa nunca la había probado en otro cigarro.

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