Un obsequio extremadamente apreciado de un seguidor fue este Pledge de E.P. Carrillo, un cigarro que me había esquivado por razones de suerte y que en realidad no sabía si quería probar del todo. Mi experiencia con el La Historia fue magistral, pero con el Encore no fue tan buena, especialmente cuando este último fue mucho más premiado y vanagloriado por reseñas y revistas. Fabricado por la Tabacalera La Alianza en República Dominicana, la nueva línea incorpora una capa Connecticut Habano sobre capote ecuatoriano y tripa nicaragüense. Sin embargo, es de producción limitada, aunque no me queda claro si es por inventario del tabaco o simplemente porque la marca quiere inflar un poco la expectativa.

Visualmente el cigarro es imponente y su capa muy oscura y llena de venas hace un contraste interesante con su anilla azul intenso. También tiene una oleosidad abundante sobre todo el cigarro, incluso aunque se siente bastante rígido en inflexible. Los aromas de la capa son intensos a nibs de cacao y chocolate con leche, cuero y madera, mientras que la calada en frío presenta establo, madera, tierra húmeda, vainilla y nueces. El cigarro ciertamente se siente menos seco que el Encore, que era exactamente lo que me incomodaba con ese cigarro y este me recuerda más, al menos en frío, a la experiencia con La Historia, así que empezamos bien, o al menos mejor de lo que pensaba.

Desde las primeras caladas el Pledge se siente muy poco dominicano, tanto que tengo que revisar su composición nuevamente para estar seguro. Las notas picantes son abundantes y notorias, a tal punto que amenazan con «quemar» el resto de los sabores. Pero afortunadamente al cabo de unas cuatro o cinco caladas el cigarro se suaviza un poco y me deja apreciar notas considerables de madera y nibs de cacao, con menor intensidad de cuero, tierra, pan tostado y cáscara de maní. El retrogusto presenta una nota dulce de caramelo y notas ligeramente herbáceas. El anillo de combustión es casi recto, pero como suele suceder con esta capa, rara vez quema tan bien, pero la consistencia de cada calada denota una construcción magistral. El humo es abundante tanto en caladas como en el cigarro en sí, con una intensidad media de sabores y media-alta de fortaleza.

Las notas dulces del retrogusto casi desaparecen en el segundo tercio, aunque lo hacen paulatinamente, pero afortunadamente también lo hacen las notas picantes en el paladar. Los sabores dominantes son de madera y nibs de cacao en este tercio también, con notas más suaves de cuero, pan tostado, paja, canela y cáscara de maní. Algunas notas florales tienen presencia esporádica, pero el retrogusto de pimienta tiene la presencia permanente, parece. El humo sigue siendo abundante y denso, algo más fuerte y la intensidad se mantiene igual en media-fuerte. Quema muy bien, incluso mejor que en el tercio anterior.

El último tercio es diferente al resto del cigarro y atípico en como se suelen comportar los cigarros en el último tercio. Normalmente en el último tercio puede ocurrir que el cigarro concentra todos los sabores e incluso aparezca uno que otro adicional, pero sin mucha intensidad vs. el resto de los sabores que se están concentrando. Alternativamente, ocurre que el cigarro se simplifica y pierde la gran mayoría de los matices y solamente sobrevive uno o dos sabores que han sido los dominantes, hasta el final. El Pledge intensifica sabores secundarios en el último tercio, mientras que los principales parecen desaparecer. El final tiene notas herbáceas como sabor principal y en el retrogusto es el dulce de caramelo el que prevalece. En términos técnicos, se mantiene casi perfecto, salvo que el anillo de combustión desvaría un poco pero no lo suficiente para requerir un retoque. La intensidad y la fortaleza se colocan en media en estos últimos golpes del cigarro y cuando marco una hora y 40 minutos de fumada, lo dejo apagarse con dignidad.
Luego de un inicio intenso y no muy dominicano de este cigarro, el final es diferente, menos intenso pero también poco dominicano. El año que el Encore ganó el #1 de Cigar Aficionado (creo que fue el #1, al menos), me llamó la atención que el país que se llevó el galardón fue República Dominicana, porque fue donde se fabricó el cigarro, pero este era un puro nicaragüense. Cuando volví a ver a EPC como ganador de Cigar Aficionado me causó curiosidad de ver de qué se trataba la liga, y me contenta ver que es un cigarro con hojas de distintos orígenes. Los sabores son interesantes y abundantes, mientras que la construcción es soberbia. En algunos casos ves estas características en cigarros que hacen para concursar, pero siempre sorprende cuando un par de años después de que haya ganado te das cuenta que mantienen esa calidad y el Pledge realmente lo hace.
