Cuenta la leyenda (aunque «leyenda» es un término bastante inusual aquí) que los torcedores de Drew Estate estaban fumando demasiado de su producto estrella, el Liga Privada, hasta el punto que la marca no podía mantener sus inventarios, así que los torcedores mismos crearon su propia línea de tabacos, recordándonos que los creadores del tabaco son el alma del producto.
Aunque gran parte del Undercrown consiste en el mismo tabaco que el Liga Privada, el proceso de añejamiento de la hoja varía, así que decir que son el mismo tabaco tampoco estaría bien. El olor en frío denota un tabaco con toques dulces, pimienta, paja, cacao, nueces e incluso un poco de cáscara de limón. Sin duda me aguardan bastantes sabores y casi no puedo esperar. Es hora de encenderlo.
Su construcción es casi perfecta, con una de las capas más aceitosas que he visto recientemente, algunas venas visibles, pero nada demasiado llamativo. La textura tiene algunas irregularidades, pero es lo suficientemente duro para mostrar que no habrá mayores sorpresas desagradables a la hora de fumarlo.
Las primeras caladas tienen gran cantidad de frutos secos y una dulzura natural. Solamente adquirí uno de estos, porque son el tipo de tabaco que tiene que estar bastante tiempo en el humidor, y quienes tenemos presupuesto limitado no podemos comprar tabacos que necesiten mucho tiempo, y si lo hacemos, siempre los fumamos antes de tiempo. Afortunadamente los compré a alguien que los coloca entre 6 meses y 2 años en el humidor antes de venderlos.
Habiendo dicho eso, de verdad que disfruté este tabaco desde el principio. Tiene una propiedad esponjosa pero muy firme que le dan un sabor a madera agradable. La línea de quemada es casi perfecta y su ceniza es blanca. Sin duda es un tabaco que se toma su tiempo y al que hay que dedicarle bastante. El toque de madera no es tanto el sabor, sino lo que evoca: reuniones alrededor de una fogata, contando historias y esperando lo que se esté cocinando en sus brasas. Es una analogía extraña, pero bueno, eso pensé. Impresiona también que hasta ahora es el único sabor.
El sabor comienza a destacarse alrededor de este punto de la imagen, aunque guarda todavía como principal el mismo sabor maderoso del principio. Algunos toques de nueces, algo de dulzura, nada de pimienta. Confieso que me desilusiona un poco, pues esperaba mucho más. A partir de este momento es quizá un poco más dulce que antes, y esa combinación le da un toque muy agradable, pero nada más allá de lo que ya he sentido.
Llegando a la mitad del tabaco, aparece un sabor a cacao, que realmente llega justo a tiempo, pues ya estaba dispuesto a pensar que no recibiría más sabores, pero sigo pensando que le hace falta un sabor como a pimienta. Es un cigarro agradable, pero no tiene nada que me sorprenda. Dado su color y su historia, esperaba algo con mucho más profundidad y variación. Los sabores no cambian mucho y comienza a aburrirme de él.
La quemada ha sido perfecta, la ceniza un poco irregular, como en la imagen, pero se acomoda sola. Su problema es el sabor, que no ha variado en lo absoluto desde los primeros 3 centímetros. Pero… hmmm qué es esto? Siento un tirón de sabor, de la nada, pero con una intensidad inesperada. Los sabores comienzan a hacerse sentir, ya no es madera, dulzura y tonos leves de cacao, sino que el cacao se hace más intenso y comienza un sabor fuerte de pimienta sin llegar a picar. Es un gran sabor, una sorpresa agradable e increíble. Le quito la anilla y recibo una sorpresa adicional.
Admito que es una tontería, pero creo que no he visto otra que lleve inscripción en la parte interna, así que me entretengo con eso, además que me tomó más de una hora llegar a ello. Sigue existiendo una falta absoluta de complejidad de los sabores, pero al menos en este punto sigue siendo agradable, ninguno de los sabores es intenso y la pimienta dura poco.
Todavía me quedan como 15-20 minutos de tabaco y sigo esperando un ‘final feliz’, y sí recibo una sorpresa, pues en este punto vuelven a aparecer nuevos toques picantes, pero nada abrumador ni fuerte. El Drew Estate Undercrown es consistente, eso sí. Su sabor se mantuvo absoluto y casi uniforme durante toda su dimensión. Nunca es desagradable, pero por su precio esperaba algo más, especialmente porque en términos de sabor podría ser un tabaco regular (no llega a ser diario), pero su precio garantiza que será solamente uno para fumar muy de vez en cuando, si acaso.
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