Según la misma gente de CAO, a lo largo de la historia han existido dos tipos de tabaco que crecen en Italia, uno conocido como el Geudertheimer, que es cultivado para su uso principalmente en tabacos hechos en máquina, y el habano italiano, originalmente llevado a ese país desde Cuba hace más de 40 años. Este último crece en la región al sur de Italia, conocida como Benevento, ubicada entre Roma y Nápoles. La inclusión de este tabaco en la línea de CAO le otorga un sabor dulce y de tierra a la combinación, que le da un perfil robusto y de intensidad fuerte al CAO Italia.
Con excepción del tabaco canario, esta es mi primera experiencia con un tabaco europeo, pero también son una rareza entre las marcas más conocidas, haciendo de este tabaco una nueva experiencia que parece haber rendido frutos, pues no es un producto nuevo pero sí es uno exitoso. La construcción es bastante rústica con muchas venas y una textura aceitosa, que le ha dado un aspecto brillante que me hace prácticamente salivar con solo verlo. Siendo el primer tabaco «fuerte» que fumo en más de un mes, lo tomé con calma y sin apurarlo demasiado. Le piqué la perilla y me costó un poco, quizá por el mismo hecho que el tabaco está tan rústico, pero cuando finalmente lo hice pude sentir aromas de chocolate, frutas, madera y cuero. No sé si estoy ‘desentrenado’ para sentir más aromas, pero fueron prácticamente los mismos en la calada en frío que a lo largo del tabaco.
Las primeras caladas tienen un aroma intenso de chocolate y un poco de cerezas, así que ya me siento cómodo porque le estoy sintiendo sabores adicionales, incluyendo un toque ligero de pimienta que se me queda pegado en el paladar. El tiro es irregular, por lo que trato de dejarlo tranquilo un momento, además que encendiéndolo con un listón de madera me pasé un poco y quedaron algunas partes negras. Mi esposa estaba cerca y me comentó que sintió un olor fuerte a madera, mientras que a los 2 centímetros de fumada se le siente un mayor aroma a tierra.
Es un cigarro que se va haciendo cada vez más fuerte, incluso ante tan poco tiempo de fumada. Al cabo de los primeros 3 centímetros los sabores más predominantes son las cerezas, el cacao, especias y un toque dulce, con mucha pimienta. El cigarro bordea el límite entre medio y fuerte.
Llegando a la mitad y los sabores que más se sienten son la tierra, cereza, cacao, dulce, café, madera y cuero. Son sabores que siento después de mucho probar, pues hasta cierto punto los sabores me siguen abrumando y la intensidad es fuerte, en verdad me había desacostumbrado a esto. La línea de quemado también enloquece un poco, pero me rehuso a darle un toque, pues conozco los CAO y hasta ahora no he tenido mayor problema con ninguno.
Comienzo el último tercio sin mayor cambio pero con sabores bastante intensos. Nunca llegan a ser complejos, pero el cacao y la tierra luchan por ser el más predominantes mientras que la intensidad se coloca en lo más alto finalmente. Siendo el tercero en esa colección de 4 países de CAO que adquirí en febrero, estoy satisfecho de como ha madurado el cigarro en 8 meses, aunque haya pasado por un período de congelado. El sabor a cacao se hace un poco amargo, como si aumentara su pureza, pero ese sabor le dura pocos minutos.
El cigarro termina con su punto más intenso, con un perfil bastante fuerte y un orden muy correcto y equilibrado de los sabores, con un final que perdura. Al final tiene un toque mínimo de nicotina que entumece un poco el cerebro, pero nada grave. Es complemento perfecto para el CAO Brazilia, si tienes la suerte de conseguir ambos.
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