El CAO Nicaragua es uno de los lanzamientos más recientes de esta marca, que por demás es bastante tradicional con sus productos, muchas veces lanzando algunos que duran muchos años y de los que rara vez se ve que desaparezca alguno. Precisamente por eso, no es muy común que lancen un nuevo producto, a no ser que se trate de una nueva vitola de una liga ya existente. Sin embargo, en su serie de países, han tenido un éxito relativo al igual que con su serie Flathead. Al principio no supe si asumir que el CAO Nicaragua correspondía a la serie de países, al igual que el América, Brazilia, Italia o Colombia. El caso es que este Nicaragua fue lanzado en 2018 y es el primer producto de la marca que destaca tabaco de este país en su liga, aunque la realidad es que la capa y capote provienen de Honduras, pero la tripa es de tres regiones de Nicaragua: Jalapa, Estelí y Condega.

Por motivos personales a los cuales no entraré en mayor detalle, en las últimas semanas me he visto en la necesidad de fumar de noche para reseñas, por lo que es posible que se vean más fotos como la que he hecho aquí, pues las manos y todo lo que es piel tiene la rara costumbre de no aparecer de color natural cuando hay poca luz, así que muchas de las fotos no mostrarán mis manos. Sin embargo, también se está abriendo la posibilidad de una nueva ubicación para fumar regularmente, así que como sea, habrán algunos cambios. Igual seguiré fumando de día, solo que ahora habrá mayor variedad de ubicaciones y fotos.
En cuanto al cigarro en sí, se ve bien. La anilla no tiene grandes atributos y la construcción se ve bastante normal, al igual que la capa. No parece ser el gran lanzamiento de CAO, sino simplemente un cigarro más de su portafolio. La capa tiene aromas bastante dulces, que incluyen maní garrapiñado y maple, pero también con sus notas de madera y un poco de chocolate, o más bien cacao, pues ese aroma no comparte la nota que relacionaría con dulce. En el pie hay notas de pasas y en la calada en frío se siente un sabor como de mantequilla de maní, sobre todo de esas marcas comerciales como Jif, que tienden a ser bastante dulces.

El Nicaragua aplica esos mismos sabores con tendencia dulce desde la primera calada, marcando sabores como de madera y paja, pero notas dulces de estos sabores. También tiene merey y pimienta, y en el final una nota de cereales que me parece que estaba tan intensa como el Black Rhino El Gordito, aunque con menor duración. El retrogusto es aún más interesante y de verdad destaca cuánto más se puede sentir sabor en un cigarro y lo esencial que es hacerlo, pues tiene distintos matices de pimienta que incluyen pimienta negra, roja, guayabita y toques de blanca, pero algo que se puede disfrutar y no te hace picar la nariz en exceso. A lo largo de este tercio también se sienten notas frutales bastante interesantes, aunque no muy fáciles de describir, como algo que me recuerda a ciruelas frescas, que es diferente al sabor de ciruelas en conserva que se suele sentir en los cigarros.

El retrogusto constituye quizá el cambio más marcado en el segundo tercio, cuya imagen es de la frontera entre este y el último tercio. El retrogusto se simplifica de su gran variedad de pimientas para destacar únicamente la blanca, en una buena cantidad, pero sin duda a mucha menos intensidad que en secciones anteriores. Si bien la imagen es del final del segundo tercio, este cambio se inició al principio del mismo. La quemada durante toda la fumada ha sido bastante buena, con una ceniza que se ha caído al final de cada tercio y humo abundante en cada calada. Los sabores en este tercio son de madera, tierra, cuero, chocolate y esa fruta confusa del final del primer tercio y hacia el final se sienten notas florales en el retrogusto también.

En el último tercio los sabores se simplifican bastante y con eso no quiero darle una connotación negativa a la reseña, sino que simplemente los sabores no son tan interesantes y llenos de matices como en los tercios anteriores. Los sabores son simplemente de madera, paja y cuero, que fueron los sabores con los que empezó el tercio y se han mantenido durante toda la fumada, solo que hubo otros que llegaron hasta la misma intensidad de estos originales, mientras que el retrogusto es de notas florales y pimienta, aunque esta vez es roja y no blanca. Al cabo de dos horas exactas dejé el cigarro apagarse, aunque todavía le quedaba un rato, pero ya se estaba calentando y era algo tarde. Detrás de la anilla me encuentro con un mapa de Nicaragua en donde se pueden ver las regiones en donde se cultivan las hojas de la tripa del CAO Nicaragua.
Si bien el cigarro podría describirse como una experiencia bastante lineal, en el segundo tercio hay matices y variaciones interesantes que hacen de la fumada algo variable, aunque levemente. Los sabores al inicio son los mismos del final, pero existen cambios durante el cigarro para mantenerlo llamativo y que te provoque darle la siguiente calada. En términos de intensidad y abundancia de sabores el Nicaragua se mantiene muy promedio, aunque la construcción es perfecta y no requirió retoque alguno. Mi gusto por CAO me llevó a comprar un 5-pack de este cigarro basado solo en recomendaciones y este es el tercero que fumo, lo que denota una excelente calidad y una consistencia de esa calidad, que es algo a destacar bastante con el cigarro. Sin embargo, en casi todo lo demás se sintió bastante promedio y no digo eso como algo malo ni sinónimo de mediocre. El cigarro no impresiona, pero tampoco decepciona. Incluso lo volvería a comprar, tranquilamente, en un 5-pack.
