Leyendo un poco sobre las noticias del mundo del tabaco, hace poco descubrí que Hamlet Paredes se retiraba de Rocky Patel, en donde pasó alrededor de 7 años. Paredes se convirtió en uno de los torcedores más famosos del mundo con la marca y si algo caracteriza a esta industria, es que todo el mundo se quiere. Por lo que menciona la noticia, se separan en buenos términos y Hamlet comenzará a trabajar con un grupo irlandés de tabaco llamado Bond Cigars. Me pareció propicio probar el Hamlet Tabaquero de Rocky Patel, porque aunque la marca seguirá produciendo el Hamlet 25th Year, el Hamlet 2020 y el Liberation by Hamlet, el Tabaquero específicamente se descontinuará. Lejos de querer guardar el cigarro por algún apego sentimental, preferí volver a probarlo, pues fue en diciembre de 2016 que hice la reseña original de este cigarro en vitola corona. Hace unos meses lo recibí como parte del pack mensual de Rumbullion Club en esta vitola llamada Bala, y no podía dejar pasar la oportunidad.

Esta vitola se llama Bala y es técnicamente un perfecto, con un largo de 5,75 pulgadas de largo y un cepo variable, que llega hasta 58 en su formato más grande y a 50 en el más pequeño. Esta vitola no era originalmente parte de la línea comercial, sino que era entregada solamente en eventos pero al año siguiente se añadió al abanico de productos. Tiene una capa San Andrés mexicana sobre capote doble de Brasil y México, y una tripa nicaragüense. Sorprende que en el pie del cigarro, que es casi perfectamente redondo, hay una especie de perilla pequeña o de una sola capa y esta tiene un agujero, casi como si el cigarro hubiese sido picado en el pie con un punch. Igual lo corto con la guillotina en V por donde se debe y no me pongo a inventar mucho. La capa tiene aromas sencillos y esperados, a establo y cuero, mientras que en el pie se ponen un poco más interesantes esos aromas con galletas danesas, melaza y algo de establo. Luego de picarlo, los aromas de la calada en frío son de cuero, vainilla sintética, pimienta y un toque de nueces.

El tema con un cigarro de estas dimensiones es que el pie del cigarro es considerablemente más ancho que por la cabeza y esencialmente, aunque es un perfecto, se siente más como una pirámide. Pero lo que llama la atención es que en boca no se siente tan grande, pero cuando lo enciendes y le vas dando caladas y te das cuenta que llevas un buen rato fumando, pero no parece consumirse mucho del cigarro, es cuando de verdad te das cuenta de sus dimensiones. Pero a pesar de sus dimensiones, los sabores son muy agradables y no tan intensos, comenzando con tierra, nueces tostadas, pimienta y pasas. Esa sensación tostada no es solo de nueces, sino que es una esencia tostada que tiene el cigarro y esa esencia sin sabor adicional es lo que parece dominar los sabores en el primer tercio, al que luego de superar la parte curva del pie le acompañan tierra húmeda, cuero y notas dulces. La construcción no es la ideal, o quizá es que no debí haber usado un encendedor de tres llamas, pero tiende a haber un desvío en el anillo de combustión, aunque el tiro está cómodo. La intensidad es media-alta, con una fortaleza media.

Mientras que el primer tercio pareció durar muchísimo, el segundo tercio casi no dura nada en comparación. La intensidad de los sabores se reduce un poco y estos sabores también cambian, esta vez con notas fuertes de madera, aunque no tan fuertes como ese sabor tostado, galletas danesas, pero no solo danesas sino también como galletas de soda. También pasa que la sensación picante se reduce bastante y hay como una sensación «neutra» en los sabores, en el sentido de que no hay grandes contrastes que te hagan apreciar más una sensación que otra. Por el contrario, la pimienta se reduce, la sensación cremosa se coloca más o menos al nivel de la pimienta y no hay algo que destaque durante un tiempo. Estos sabores neutros coinciden con la quemada de un aparente nudo en el cigarro, así que podría ser una imperfección del torcido. Por ello la ceniza y el anillo de combustión se tuercen un poco, mientras que la intensidad se reduce a media, al igual que la fortaleza.

Afortunadamente ese nudo del segundo tercio desaparece casi solo y no requirió un retoque muy abundante, sino más bien un golpe preciso de calor. En el último tercio los sabores y la sensación general del cigarro van más acordes a lo que fue el primero. Los sabores tostados son los principales y los de galletas de soda los secundarios, con notas suaves de pimienta y una nota de café que se siente muy en el retrogusto, pero en el paladar se siente ligeramente más dulce, pero más sutil también. El cigarro quema bastante lento, por lo que el último tercio parece eterno, sin embargo hay una dosis sumamente fuerte de nicotina que me quita las ganas de seguir fumando el cigarro, también porque estaba lloviendo y puede ser parte del problema, pues muchas veces un clima demasiado húmedo concentra la fumada y promueve esa sensación de nicotina, o al menos ha sido mi caso. Luego de 2 horas y media, el Hamlet Tabaquero llega a su fin, con una fortaleza alta y una intensidad media, que también hicieron que al momento de dejarlo posiblemente le quedaran como 10 minutos todavía.
En gran parte estoy muy desilusionado que Rocky Patel haya decidido descontinuar esta línea. El Hamlet Paredes es un cigarro que siempre me ha gustado, tanto por sus sabores como por su precio. La anilla nunca me ha gustado, pues me parece que no se decide entre ser un homenaje barato a la bandera mexicana o un intento barato de parecer navideña… las dos opciones me parecen baratas, eso sí. Siendo un cigarro de cepo 58 y el hecho que no sea gran partidario de reseñar cigarros con cepos tan grandes, debo decir que 58 y 60 son los cepos que me gusta fumar para los llamados cigarros de diario, siempre que su largo no supere las 4,5 pulgadas. Ergo, un 6×60 me sigue pareciendo una exageración de cigarro, pero un 4,5×60 lo disfruto bastante. Dicho lo anterior, en esta vitola Bala, el Hamlet Tabaquero funciona muy bien, aunque no tan bien como en corona o en robusto, como es de esperar. Pero no es uno de esos cigarros que parecen destruir la liga con un tamaño exagerado. No quiero decir que todos los 6×60 son malos, incluso entre mis experiencias preferidas hay algunos 6×60 y puedo dar el ejemplo del H. Upmann by AJ Fernandez 2009 Finca La Lilia como el mejor de esos ejemplos. Precisamente, el Bala de esta línea funciona bien, siempre que no te vayas mucho más allá ni asumas que va a ser tan cambiante como los más pequeños. Para sus dimensiones, es una muy buena experiencia, siempre que no sufra de ese tema de torcido que afectó el segundo tercio.
